lunes, 25 de marzo de 2013

HOMENAJE A EDUARDO 2013

9 y 10 Marzo 2013
Refugio del Tres Mares, Brañavieja



Los valientes del sábado calentando motores en la cafetería del Chivo
 


 
Por segundo año nos reuníamos todos los amigos y familiares de Eduardo en su aniversario para recordarle con unas frías actividades de esquí y unas buenas viandas que nos prepararon en el Refugio del Tres Mares.

No tuvimos tanta suerte con el tiempo como el año pasado y esto se notó especialmente en el número de participantes de las actividades al aire libre, no así en las actividades “indoor”. De todas formas se nota que la gente es dura y los que estuvimos, sobre todo el sábado, nos ganamos de sobra la cena.
 

Ya los días anteriores teníamos dudas si íbamos a poder hacer la ruta que los diseñadores de la actividad tenían en mente, y es que tanto jueves como viernes hicimos varias intentonas para equipar el rápel y el corredor, y hasta que el tiempo nos dio el viernes por la tarde un poco de tregua no pudimos hacer más que portear material. Esa misma tarde se pudo preparar el corredor por fin y así dejarlo todo listo para el sábado.

Por la mañana allí aparecimos unos veinte locos desafiando al viento, la nieve y la niebla y bastó con que una persona dijese que nos preparáramos para salir todos disparados hacia el Pico Tres Mares. Parecía que iba a ir despejando pero ya se sabe que cuando la niebla viene de sur y tapa el Tres Mares el sol es difícil que aparezca…

Hacia abajo Polaciones, o eso creemos
 
Una vez el en balcón varios deciden retirarse porque no lo ven claro, otros se lo piensan y otros ya ni miran para detrás y empiezan a rapelar desde el balcón. Es una pena que no se viese nada porque ese rápel es muy espectacular cuando hace buen tiempo. Pelos baja primero y evalúa la situación de la nieve, que estaba bastante dura, así que hacemos un segundo rápel e incluso algunos que no se ven muy confiados con los esquís rapelan un tercer largo. Después empieza la bajada con nieve que está bastante buena pero a medida que bajamos hacia Polaciones se ablanda cada vez más.


Salía hasta el arco iris en Polaciones
 

Tras unos momentos de tensión/risas cerca del río y comer algo rápido empezamos a remontar por detrás del Chivo y del Cornón hasta el corredor que habíamos equipado con cuerdas fijas, que estaba entre el Cornón y el Bóveda. El ritmo es muy bueno y llegamos a la base del corredor a prepararnos en muy poco tiempo. Como este año éramos muchos menos que el anterior teníamos material de sobra para subir todos seguidos, de esta manera lo podíamos hacer mucho más rápido. Un “jumar” por paisano y a cramponear por la pared de nieve, y es que hielo había poco. Lo que sí sobraba era viento, que hacía que hubiese a ratos una ventisca insoportable en la pared, como decíamos los días anteriores algo como el Ben Nevis escocés pero con vientos monzónicos campurrianos.
 
 

Perspectiva del corredor desde una de las reuniones
 

La gente subió con más o menos dificultades a pesar de los problemas con los jumar congelados y las coladas que caían de arriba, pero lo que no imaginábamos era el vendaval que nos íbamos a encontrar a la salida del corredor…ese vientazo del sur huracanado hacía imposible estar en el collado más que para ponerse los esquís y bajar sin pensarlo hasta el Refugio. Llegábamos casi sin comer un rato antes de anochecer y pensando en la cenorra y las cervezas que nos esperaban allí. Y es que la satisfacción de haber disfrutado de una gran excursión en un día que no pintaba bien es mucho mayor. Allí nos esperaban otros amigos que se juntaron para la cena y los digestivos, pero estábamos cansados y la cosa no se alargó mucho.
 

En uno de los resaltes del corredor
 

Al día siguiente amaneció incluso mucho peor, así que aunque hubo unos pocos que se atrevieron y subieron a la Tabla a hacer una bajadilla rápida la mayoría se quedó en el Refugio preparando todo para la gran comilona que nos esperaba. Íbamos a estar algo apretados porque esta vez no hacía para estar en la terraza, pero la comida estaba igual de rica de sentado que de pie. Fuimos más de 100 familiares y amigos que pasamos un día muy agradable con la tripa bien llena de jamón y queso, patatas con costilla y arroz con leche. Muchos de los familiares se retiraron pronto porque nevaba con fuerza y tenían un viaje largo de vuelta a casa y otros nos quedamos de cantineo dominical como de costumbre.

¡Una vez más otro gran finde recordando a Eduardo! ¡El año que viene más!

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